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JUNIO LA PRENSA DE LA ZONA OESTE 22 Años informAndo
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Debemos agregar que los padres normalmente
promovían en sus hijos la idea de emigrar. No se
podía sacar de la tierra comida para tan numerosas
proles. El consejo paterno se transformó en necesi-
dad cuando el gobierno decidió forestar los terrenos
fiscales, quedándose esa gente sin sus parcelas, y
los hijos sin trabajo y sin comida.
Esta situación condicionó a José para que a los
¡11 años!, dejando el campo y la escuela, fuera a
trabajar a las cercanas minas de uranio. (Recorde-
mos que Alemania, en guerra, estaba fabricando su
bomba atómica y necesitaba mineral de uranio, que
compraba a Portugal).
José, como era menor no podía entrar a las ga-
lerías, ayudando entonces a las mujeres lavadoras,
quienes separaban de la tierra el mineral a procesar.
El trabajo de José consistía en destapar las canale-
tas cuando se llenaban con la tierra arrastrada por el
agua. Por supuesto descalzo, y en invierno, los pies
rojos como tomates, por el frío. La paga era siete es-
cudos diarios y con ello podía comprar una rosca de
pan de centeno, que alegre llevaba a su casa. No
llegaba completa aquella rosca, pero bueno, algún
mordisco bien merecido estaba.
Sin Servicio Militar no podía salir del país, a los
veintiún años ingresa al mismo, en donde se le daba
casa y comida más una paga de ¡un escudo diario!
Lucilia De Moura. No alcanzaba ni para comprar el hilo para remendar
el uniforme, menos para la pomada de los zapatos, la
en un adoquín. Este accidente era tan frecuente, que que era sustituída con friegas de cáscara de banana.
había un oficio, mayoritariamente entre los gitanos, Cumplida esa obligación, con dinero prestado por su
que consistía precisamente, en arreglar patas rotas padre, emigra a nuestras tierras.
de los potes (ollas) de la cocina. Familias siempre
muy numerosas, no por falta de planificación familiar El “tío Manuel Simoes” trajo a
o por falta de los posteriores métodos de control, sino Uruguay más de cincuenta paisanos
porque se entendía como normal, y así lo era, tener
tantos hijos como la naturaleza fuera dando. Los ni- Un lector distraído
ños mayores no iban a la escuela, o dejaban de ir podrá pensar que este
para cuidar a los menores. Los cursos eran solamen- relato no corresponde al
te hasta cuarto grado, con una sola maestra cuando Rescate de la Memoria;
la había; en caso contrario tenían que trasladarse a que ésta no es la historia
otro pueblo que contara con ese servicio. Para tener de nuestro oeste monte-
reconocido el cuarto grado, había que trasladarse a videano. Tal vez desde
la ciudad y rendir pruebas durante siete días. Como su punto de vista tenga
no se tenía el dinero para ello, muy pocos niños se razón, pero debo decirle
hacían con el preciado certificado. que la historia no es el
No existían los robos, se podía tomar uva o cual- relato de episodios aisla-
quier fruto de cualquier cultivo ajeno, siempre y cuan- dos que se suman en el
do se comiera en el lugar. No se consideraba robo si tiempo, es una vincula-
era para comer. Los juguetes comprados no existían, da sucesión de hechos,
muñeca o pelota de trapo hechos por los mismos ni- con sus causas y conse-
ños. También pequeños carritos cuyas ruedas eran cuencias, que llega has-
rodajas de castañas unidas con un escarbadiente ta nuestro presente.
como eje. José, Lucilia y Do-
El tiempo de emigrar mingo son hoy prós-
peros productores de
nuestra zona pero…
He intentado dar un pantallazo de cómo vivían
nuestros amigos José, Domingo y Lucilia.
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