
Carmen Simões
Me llamo Carmen Simões, tengo 47 años y vivo en Montevideo rural desde que nací.
Pertenezco a una familia de inmigrantes profundamente ligada a la vitivinicultura, una tradición que ha marcado nuestra historia y forma de vida. En mi caso, también me dedico a la fruticultura, trabajando codo a codo con mi esposo en nuestro predio familiar. Aunque son pocas hectáreas, lo llevamos adelante con mucho amor, dedicación y la convicción de que el camino hacia el futuro debe construirse desde un manejo más sustentable de los recursos naturales y un uso consciente del suelo.
Creemos que producir con responsabilidad es una forma de honrar la tierra que nos da de comer. Por eso, hace un tiempo, junto con mi hija, comenzamos a acercarnos a la “Fomento Rural de Paso de la Arena”. Fue allí donde encontré un espacio valioso para vincularme con otras mujeres del medio rural. Porque, aunque muchas veces las historias del campo parecen contadas en masculino, lo cierto es que somos muchas las mujeres que estamos día a día sosteniendo la producción, criando hijos, cuidando, organizando, pensando alternativas.
Integrar el grupo de mujeres de la Fomento me abrió nuevas puertas. Me permitió asistir a talleres, formarme, ver otras realidades, ampliar mi mirada. Pero, sobre todo, me dio la certeza de que cuando las mujeres nos juntamos, pasan cosas. Nos fortalecemos, aprendemos unas de otras, y empezamos a construir una red que transforma.
Hoy miro hacia atrás y veo un camino hecho de esfuerzo, tierra, manos curtidas por el trabajo y muchos aprendizajes. Pero también miro hacia adelante, con esperanza, porque sé que hay muchas personas como yo, como mi hija, como tantas otras mujeres rurales, que seguimos apostando por un futuro más justo, más verde y más humano.
Lilian Sartorio
Hola soy Lilian Sartorio nacida en Paso de la Arena, desde mis 16 años trabajé de empleada atendiendo público en comercios de la zona.
En el año 1991 me recibí de peluquera, habiéndome costeado estos estudios con mi trabajo. Comencé a trabajar por mi cuenta en mi casa y luego me ubiqué en una parte más concurrida del barrio, ahí estuve por diez años y en el año 2004, en un día de trabajo, conocí a quién hoy es mi esposo, Carlos. En el año 2005 me mudé a Punta Espinillo junto a Carlos quién desde su juventud trabajó en el medio rural junto a su familia, ahí comencé a ayudarlos en la parte del empaque de las verduras que ellos producían para luego vender y posteriormente a involucrarme en las tareas administrativas que este rubro conlleva. En ese entonces continué con mi trabajo de peluquería. En el año 2006 tuve a mi hija Rocío y en el año 2008 decidí cerrar el salón de peluquería y comencé a trabajar con día y hora tanto en la casa de mi madre en Paso de la Arena, como en la ahora mi casa y la de mi familia en Punta Espinillo. Con los años la peluquería ha pasado a un segundo plano, aunque guarda un importante lugar en mí, sobre todo por las clientas que conservo de hace mucho tiempo. Mi rol en la empresa familiar es variado, desde lo administrativo, hasta ir al galón a ayudar en las tardes, cuando el trabajo está en la casa siempre hay algo para hacer. En el año 2020 comenzamos a elaborar las conservas de alcauciles en lo cual soy una de las responsables en la empresa, ésto me permitió explorar también otra de mis pasiones que es la cocina. Hoy integrar la comisión es un gran orgullo, generar lazos con mujeres con distintas vivencias, pero todas enlazadas por lo rural y en busca de un porvenir es algo que motiva.
Rocío Bianco
Soy Rocío Bianco, tengo 19 años e integro la Comisión de Mujeres de la SFDA. Toda mi vida viví en Punta Espinillo junto a mis padres, los cuales se dedican a la producción de verduras de hoja, junto a mi hermano y primo.
Fui a la escuela N°159 y al liceo N°43, ambos a tan solo 1 km de distancia de mi hogar. Actualmente estoy cursando el segundo año de la carrera Ingeniería Ambiental en la Universidad Católica del Uruguay, ésto gracias a una beca que obtuve en un concurso orientado a mujeres en ingeniería.
Menciono esto del concurso ya que es interesante, en cómo ésto se enlaza con mi entorno y la ocupación de mis padres y familiares, la propuesta era idear y presentar una posible solución a una problemática que veamos cercana a nosotras pero que además esté enmarcada en alguno de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Conversando ésto sobre todo con mi padre, quién tiene una gran trayectoria en el rubro rural, ya sea con las manos en la tierra, como en el comercio, una de las problemáticas que más lo indignan, es el desperdicio de frutas y verduras. A partir de ello desarrollé la propuesta junto a una compañera y obtuve la beca.
Si bien desde mi niñez estuve cerca del rubro por verlos a mis padres y acompañarlos, o también en mi adolescencia y hasta ahora ayudando en lo que son tareas administrativas junto a mi madre, me es interesante reflexionar en cómo también mi elección vocacional se ve atravesada por lo rural, ya que si bien la rama de ciencias desde el liceo es lo que más me llamó la atención, creo que el haber crecido en un entorno rural, el cual vive de la naturaleza y de sus procesos es lo que me determinó en mi elección. De a poco la formación que voy obteniendo me hace reflexionar sobre cosas que ya conocía de antes como prácticas, sectores y hasta creencias, me ha llevado también a tener un mayor interés en saber sobre las prácticas agrícolas que se realizan en mi hogar y como se manejan los recursos.
Creo que el integrar la Comisión de Mujeres es algo muy importante para mi formación tanto personal, como profesional, ya que los temas ambientales se ven directamente atravesados por las cuestiones sociales.
Liliana Rieiro
Soy artesana, profesora de crochet y artista plástica. Me gusta mucho comunicarme y socializar.
Siempre trabajé en comercios de la zona. Estoy en la Comisión de Mujeres de SFDA para ayudar en los proyectos de apoyo a las mujeres rurales y, socializar con mujeres de la zona. Para todas juntas, poder crecer en el intercambio de las experiencias y vivencias de cada una. Para mí siempre hay para aprender y esa es la base de la vida. En la comisión encontré un grupo de mujeres con mucha energía positiva que contagia y un lugar para sentirme útil. Mi tarea es colaborar en lo que mi salud lo permita, ya que soy jubilada por discapacidad. Soy la encargada de las redes y es mi aporte. Queremos seguir creciendo, las invito a unirse.
