


La granja Frutihortícola ha perdido en el 2024, la gran oportunidad de apropiarse de su destino, no supo o no pudo salir del tutelaje del estado, posibilidad que estaba en la palma de su mano, luego de haberse aprobado en la LUC, tal como lo prometiera el presidente Luis Lacalle Pou, la creación del INSTITUTO DE LA GRANJA, herramienta tal vez perfectible, pero que era la “suelta de amarras” para que este sector productivo fuera artífice de su destino.
El primer intento fue la JUNAGRA donde participaban en las políticas de desarrollo y asesoramiento al ministerio correspondiente, representantes de las gremiales de productores, era un órgano independiente, con un cuerpo de ingenieros propio que incluso llegó a generar su propio presupuesto y era ordenador de gasto con un inciso propio.
Esto con el tiempo se fue desvirtuando, si bien sigue existiendo la JUNAGRA, quedó como un órgano asesor de una dirección del Ministerio “DIGEGRA” que administrativamente depende de las directivas del ministro de turno.
En tiempos muy difíciles con una DIGEGRA recién creada y muy mala dirección, tanto que los productores granjeros liderados por la Confederación Granjera del Uruguay, pidieron su remoción, esto motivó que existiendo un abundante financiamiento que proporcionaba la ley de fomento de la granja, dirigentes del sector se abocaran a rescatar un antiguo proyecto de ley de creación del INSTITUTO DE LA GRANJA, redactado años atrás por viejos dirigentes, que soñaban con una granja dueña de su destino. El proyecto fue presentado por diversos legisladores entre los cuales estaban El Diputado Luis Lacalle Pou, Jorge Gandini y José Mujica, a ningún ministro le gustaba el proyecto, porque a decir del ministro Tabaré Aguerre, el ministerio perdía el control, es decir la tutela de los destinos del rubro, hasta que como se dijo el Instituto fue aprobado dentro de la LUC.
Nuevamente en su afán paternalista y controlador el estado bajo distintos gobiernos toma una serie de acciones para que sea difícil que la granja ponga en marcha el INSTITUTO, primero no nos renovaron la fuente de financiamiento, la ley de la granja, pasando a depender de un rubro presupuestal y nos confiscaron pasando a rentas generales 50 millones de U$ que se habían acumulado. Después con el Instituto ya aprobado, no aprobaron su financiación, luego generaron a través de DIGEGRA distintos apoyos a todos los rubros que abarcaba el instituto, de manera que pareciera innecesario este instrumento, pero NO ES ASI, veamos por qué ES NECESARIO.
1) Seguimos dependiendo de quién sea el director de la granja y del ministro de turno, que pueden ser buenos o malos para los intereses del sector, como ya ha ocurrido.
2) Al no tener un financiamiento propio, dependemos de un presupuesto nacional siempre escaso, compitiendo con rubros presupuestales prioritarios como salud, enseñanza y seguridad.
3) La adopción y el financiamiento de avances tecnológicos y los apoyos necesarios para reconversiones, seguros y otros ítems, dependen del criterio y disposición del director y ministro.
4) Se precisa fijar políticas de largo aliento, con continuidad, que no se discontinúen y que sean evaluadas en forma asidua para efectuar las correcciones necesarias, independientes de las autoridades de turno y eso sólo se logra con el INSTITUTO DE LA GRANJA y se podría seguir argumentando.
No permitamos más que haya quien nos tutele, merecemos ser quienes decidamos nuestro destino, PONGAMOS EN MARCHA EL INSTITUTO DE LA GRANJA.
Alberto Iglesias