


Continuamos con la bitácora de viaje realizada por diferentes ciudades de Europa, recreando la rica y maravillosa historia del viejo continente. En esta edición nuestro destino, Roma, Italia.
Sin duda toda Italia, pero especialmente Roma, es testimonio indiscutido de la arquitectura antigua, lo que lo convierte en un museo abierto que deslumbra a cada paso.
Roma es una ciudad repleta de historia, arte y cultura. Hay muchísimo para ver, monumentos históricos y arqueológicos, como el Coliseo, el anfiteatro romano más famoso del mundo. El Foro Romano y Palatino, ruinas del corazón político y religioso de la antigua Roma. El Panteón, templo romano convertido en iglesia; su cúpula es una maravilla arquitectónica. La Fontana di Trevi, lugar obligado visitar, donde según la leyenda, tirar una moneda asegura el regreso a Roma.
Otra de las características de Roma, es que es la ciudad del mundo que cuenta con un país, dentro de su territorio: “El Vaticano” con su icónica Basílica de San Pedro, Impresionante en todos los aspectos, desde su plaza hasta su cúpula; y sus majestuosos Museos Vaticanos y Capilla Sixtina, hogar de obras maestras como, el “Juicio Final” de Miguel Ángel. Ya nos detendremos en ellos en otra edición.
El Coliseo
El Coliseo es famoso en todo el mundo. Cada año cerca de 6 millones de personas acuden a Roma para contemplar con sus propios ojos este magnífico anfiteatro ovalado. El hecho de que se mantenga en pie incluso después de 1942 años no sólo es admirable, sino asombroso, y demuestra hasta qué punto los romanos se adelantaron a su tiempo.
El Coliseo de Roma es parte de la historia de un imperio que, para “el placer de los habitantes de la ciudad”, organizaba peleas entre gladiadores o contra animales salvajes y espectáculos fabulosos llamados “naumachie”, que eran peleas navales reales en la Arena llena de agua.
Debajo de la Arena del Coliseo, numerosos pasillos y cuartos albergaban los gladiadores y las bestias feroces que podían ser llevadas al centro de la Arena gracias a una serie de ascensores y rampas.
Construcción 70-81 d.C.
La construcción del Coliseo comenzó en el año 70 d.C. bajo el mandato del emperador Vespasiano. Fue justo después del sitio de Jerusalén, ya que el rey financió su construcción con las victorias de la guerra. Muchos prisioneros de guerra fueron utilizados como mano de obra para construir este enorme monumento. Cuando murió el emperador (79 d.C.), ya se habían terminado tres gradas.
Para su construcción se utilizó piedra calizatravertínica, que suele encontrarse depositada alrededor de fuentes termales; una roca volcánica llamada toba; hormigón romano revestido de ladrillo, utilizado para construir muchas estructuras en la Antigua Roma; madera; tejas; y cemento. Ingenieros, decoradores, artistas, arquitectos, constructores y pintores altamente calificados diseñaron el monumento.
El Coliseo se convirtió en el mayor anfiteatro romano, con una estructura elíptica de 188 metros de longitud, 156 metros de ancho y 57 metros de altura. Realizado en ladrillo y cubierto con travertino se dividía en cinco niveles con una capacidad para unas 65.000 personas. Sus áreas eran delimitadas dependiendo de la clase social, entre más cerca de la arena se encontraban mayor era el rango al que pertenecían.
Mientras que la mayoría de los edificios de Roma se construyeron en la ladera de una colina, el Coliseo es una estructura independiente. Tiene cuatro pisos de altura y una arena central ovalada. Bajo la arena central hay túneles subterráneos construidos por el emperador Domiciano, que albergaban animales y esclavos. Hay ochenta entradas a la estructura a nivel del suelo para que la entrada y la salida sean lo más rápidas posible. El emperador romano utilizaba la entrada norte, tres entradas estaban reservadas a la élite y el pueblo utilizaba las otras 76 entradas.
Según el historiador romano Dió Casio, durante los juegos inaugurales se mataron más de 9.000 animales. Los juegos duraron 100 días para complacer al pueblo de Roma y a los dioses romanos, ya que hubo muchas desgracias durante el reinado de Tito, incluida la erupción volcánica del monte Vesubio.
En el siglo XIX, se realizaron trabajos de asentamiento y remodelación del Coliseo, y a pesar que durante la Segunda Guerra Mundial sufrió los efectos de los atentados, este majestuoso e imponente monumento se ha convertido en un bien cultural de la ciudad y del mundo, sobreviviendo al tiempo y a las guerras.
Una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno
A pesar de los avatares del tiempo, y haber sufrido importantes daños por terremotos y expolios, el Coliseo Romano sigue impresionando por su gran tamaño y esplendor y es por ello que desde el 2007 es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Hoy, el Coliseo es símbolo icónico de Roma y, a través de los años, se ha consolidado como un tesoro histórico y arqueológico que recuerda la grandeza del Imperio Romano.
De acuerdo con un informe del Ministerio de Cultura italiano, el Anfiteatro Flavio recibe seis millones de visitantes al año, ocupando el primer lugar entre los monumentos más visitados de Italia.