Catalogada por algunos como “la otra pandemia”, el suicidio entre adolescentes sigue siendo un grave y acuciante problema, en el 2020 aumentó 45% la pérdida de vidas jóvenes por esa causa.
Y si bien en los últimos días este tema ha estado en la discusión pública, como consecuencia de que en un mes tres jóvenes futbolistas se quitaron la vida, es un tema que debemos abordar con responsabilidad, que nos interpela como sociedad, en la que se debe trabajar desde el estado y las instituciones, porque hay que tener en claro que éstas muertes, pueden ser evitables.
Las cifras que se dieron a conocer el pasado 17 de julio, Día Nacional para la Prevención del Suicidio por parte de las autoridades de Salud Pública, señalan que la muerte por esa causa en adolescentes de entre 15 y 19 años, aumentó 45% en el año 2020 en Uruguay, que permanece como uno de los países con la tasa más alta de América Latina entre su población general.
Fueron 42 los jóvenes de esa franja etaria que se quitaron la vida, contra los 29 que lo hicieron en 2019, de acuerdo al informe oficial difundido.
Si se amplía la franja a personas de entre 15 y 24 años, el suicidio fue su primera causa de muerte. “Cada tres días, una persona en esas edades se quitó la vida”, dijo en conferencia de prensa Lorena Quintana, responsable del área Adolescencia y Juventud del Ministerio de Salud Pública (MSP). La especialista puntualizó que, de acuerdo a estudios, “después que se suicida un adolescente hay más de 100 personas que quedan afectadas”, entre compañeros de clase, familia y vecinos. “Son los supervivientes del suicidio”.
La pandemia de covid-19 llevó a restringir el movimiento y las actividades de ocio. Además, las clases en todos los niveles educativos se realizaron de forma virtual, y en consecuencia, se redujeron los espacios y ocasiones para socializar.
Lorena Quintana hizo referencia al aumento de suicidios en jóvenes de 15 a 19 años: “un joven cada tres días, en Uruguay, se quitó la vida”, lo que se traduce en un aumento del 45% en comparación con 2019 y su consecuente impacto social. “Es urgente que busquemos estrategias, porque ésta es la otra pandemia”, enfatizó.
En total, Uruguay registró 718 autoeliminaciones, cifra levemente por debajo de las 723 contabilizadas en 2019 pero que lo mantiene con una tasa de 20,3 suicidios cada 100.000 habitantes.
La estadística muestra una meseta en el último lustro, luego de aumentar paulatinamente desde 1997. El pico, de 20,62, se alcanzó en 2002, año de la última gran crisis económica que vivió el país.
El informe indica que el 80,9% de los suicidios de 2020 se dieron en hombres, en tanto la mayor proporción se dio entre personas de 80 a 84 años, pues con 36 casos esta franja registró un promedio de 51,7 cada 100.000 habitantes.
Se hizo referencia al subdiagnóstico de depresión y otros aspectos que inciden en el suicidio en los adultos mayores, para lo que se destacó la importancia de la capacitación
del personal de la salud en la detección de factores de riesgo.
Uruguay es uno de los tres países con las tasas más altas de suicidio en América Latina, detrás de Guyana y Surinam, de acuerdo a un informe de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2019.
El subsecretario del Ministerio de Salud Pública, José Luis Satdjian, hizo un fuerte énfasis en la necesidad de que toda la población se involucre con este acuciante tema y el rol fundamental que cada uno de nosotros puede cumplir a la hora de poder prevenir un suicidio: “es un tema multicausal, del que contamos con la hoja de ruta en el Ministerio de Salud Pública, pero que nos debe tener a todos trabajando para su abordaje.” El suicidio es una muerte que se puede evitar y que no necesariamente tiene que recaer en un profesional del área de la salud o social: “todos nosotros tenemos la potestad y las herramientas para prevenir un suicidio” aseguró el jerarca. El suicidio presenta características que exigen un abordaje multidisciplinario e inmediato para el desarrollo de acciones preventivas a nivel nacional y que requieren para su planificación
e implementación la participación de toda la comunidad.