Un 24 de junio de 2002, nace en un proyecto pensado por dos concejales del Zonal 18, José Luis González Nunes y Tania Ocampo, quienes visualizaron la necesidad de contar con un centro que brindara apoyo a personas con discapacidad, una vez que egresaran de la Escuela 242.
Así se comenzó a gestar y con el tiempo Quelavi, (Querer la Vida) se transformó en un centro de referencia para la zona, por el cual han pasado y preparado en distintos talleres, miles de personas, especialmente jóvenes.
Para recrear esta fructífera historia de desafíos y logros, LA PRENSA DE LA ZONA OESTE, dialogó con Tania Ocampo, coordinadora de Quelavi.
No fue un comienzo fácil…
No. Teníamos que convencer a todas las autoridades que ese proyecto era importante y necesario en la zona, ya que hay una escuela de recuperación que los asiste hasta los 15 años. Sin embargo nosotros veíamos que después que culminaba ese ciclo educativo, quedaban colgados ya que la mayoría que egresaban eran dependientes y no se manejaban solos.
¿O sea que en primera instancia se nutrieron de ex alumnos de la Escuela 242, ubicada en Luis Batlle Berres y Cibils?
Sí, el proyecto era que los jóvenes que salían de esa escuela entraran a Quelavi para hacer distintas tareas, fundamentalmente con maestra de apoyo.
¿Cómo logran el apoyo del gobierno departamental?
Con el transcurso del tiempo fuimos creíbles, en cuanto que se necesitaba un centro de estas características en la zona. Contamos con la aprobación por parte de la IMM en el área de discapacidad, con su director Raúl Campanella el cual le encantó nuestro proyecto y nos dio su total apoyo,
¿Dónde empiezan a funcionar?
Ese fue un gran tema, la iniciativa estaba, pero había que conseguir un lugar para reunirnos; fue así, que desde el Centro Comunal Zonal 18, con su director GASOLO y la secretaria de la Junta Local, Doris Figueroa, nos prestan un salón en el comunal para reunirnos. Después cuando queríamos comenzar con los talleres el Director nos sede
el “Rancho” que se encontraba en Tomkinson casi Alfredo Moreno -propiedad municipal- y comenzamos a funcionar junto al Merendero PAN Y CANELA. Allí las condiciones edilicias no eran las mejores para poder desarrollar las actividades de los jóvenes que concurrían.
¿Cómo surge el cambio de sede?
Al visitarnos el director Campanella y ver el lugar donde estábamos nos dice que consigamos una casa que la secretaria pagaría el alquiler. Fue así, que, hablando con Carlitos Torres, nos alquila una casa por Camino Cibils, la cual estaba frente al Centro Comunal.
Pero la nueva sede está ahora en Tomkinson en el mismo predio en dónde nació pero obviamente con nueva y moderna edificación.
¿Cómo se da este anhelado cambio?
En la casa de Cibils estuvimos muchos años, pero nos quedó chica, por eso presentamos a Presupuesto Participativo con el proyecto de “Una casa para Quelavi” y felizmente recibimos el apoyo de los vecinos y ganamos. Hoy Quelavi está en su casa y como cosas de la vida y de Dios, volvimos al mismo lugar de nuestros comienzos, en Tomkinson 2463.
¿Ese no fue el único Presupuesto Participativo que se presentaron?
No, hace 7 años que estamos en nuestra casa y hemos ganado tres presupuestos participativos. El último fue el cerramiento total del predio.
¿Actualmente a cuántas personas asisten y con qué recursos humanos cuentan?
Tenemos cuatro profesores que nos brinda la “Sectorial de Adultos de Codicen”, Maestra de apoyo, peluquería, huerta, cocina, por su parte la institución paga los profesores de musicoterapia, reciclado y tallado en madera. También en las cosas buenas tenemos convenio con BPS, hace 2 años.
¿Como a todos, imagino que la pandemia y la suspensión de actividades deben haber afectado bastante a la institución?
Sin duda, el tema de la pandemia también para nosotros fue difícil ya que los muchachos deben tener una rutina de tareas, si bien los profesores dan clases virtuales durante toda la semana, desde que se suspendieron las clases presenciales, no es lo mismo.
También tenemos un equipo técnico, sicóloga y asistente social, las cuales cada semana se comunican con los muchachos para saber de ellos y cómo se sienten...
Usted decía que a lo largo de tantos años hubo mucha gente que los apoyó…
En nuestra historia imposible dejar de nombrar algunas personas que siempre nos apoyaron, como Marta Concepción, que cuando estábamos en el rancho nos proveía de vasos de vidrios para que los gurises tomaran agua. Al merendero Pan y Canela, con Estela Silva al frente, cuando los gurises tomaban la leche en un año muy difícil, como
el 2002. Al Club Huracán de Paso de la Arena que nos donaron dos bancos largos y Orlando Aniglioni concejal y carpintero que nos dona la primera tabla y dos caballetes para poder comenzar con los talleres. Y también a nuestro padrino, Rómulo Guerrini, aunque no quiere que lo nombre, pero imposible no hacerlo, al Grupo Unidos por el Deporte y muchos ángeles más, que siempre están y al Centro Comunal Zonal 18, que en todo lo que necesitemos y esté a su alcance, nos ayudan.
¿Para cuándo tiene previsto volver a la presencialidad?
Si todo transcurre como hasta ahora, y no hay un cambio en las decisiones adoptadas por el gobierno, estaríamos retomando los talleres presenciales los primeros días de agosto, ya que debemos esperar que finalicen las reformas que se vienen realizando en la parte edilicia de nuestra casa.
¿Qué reflexión le viene a la cabeza en este nuevo aniversario de Quelavi, del cual usted es fundadora?
Primero que no todo fue color de rosa a lo largo de tantos años, pero como decimos siempre, nuestros gurises son angelados, y los ángeles siempre están en nuestro camino.
QUELAVI ha cumplido 19 años de lucha, lágrimas y sobre todo satisfacciones. Satisfacciones de seguir encontrando gente solidaria, con empatía y que luchan junto a nosotros por los derechos de las personas con discapacidad.
En lo personal, me nutro de ellos y me ayudan a sentirme viva y a aprender siempre de ellos. 24 de junio de 2002 se creó este proyecto del cual muchos pensaron quedaría sólo en eso, un proyecto, pero 19 años más tarde es una realidad para 24 gurises que creen, que la vida da oportunidades para todos por igual.